Los avances tecnológicos han simplificado el manejo de la información y su tráfico dentro de las empresas, pudiéndose disponer de ella de manera más oportuna y eficiente para mejorar los resultados de quienes la requieren.
Pero proporcionalmente se han incrementado los riesgos de fuga de información y con ellos conductas como el espionaje industrial y algunos otros delitos en contra de los intereses corporativos cuyos orígenes y planeación han sido incubados o facilitados en el manejo descuidado de la información y en la actitud relajada de quienes originan la información o son responsables por el control de la misma.