Un sistema de transporte público debe asegurar el pleno equilibrio entre algunas variables que conforman la seguridad del sistema, para garantizar la prestación de un servicio eficiente y de buena calidad, a través de la implementación de acciones responsables a nivel corporativo, social y ambiental, con medidas estrictas de seguridad para sus usuarios y de respaldo normativo para el cumplimiento con la salud laboral de los trabajadores incluyendo de manera especial la de los operadores de los buses quienes constituyen el primer contacto visible del sistema.
El Riesgo Público, y sus factores generadores hacen parte del día a día laboral en este tipo de puestos de trabajo, considerando que, en el ambiente urbano de nuestras ciudades, sumado a las dinámicas de sensibilidad social, los actores de calle y otros ingredientes, se incuban, mezclan y/o desenlazan situaciones de agresión por diferentes causas en las que los buses en los sistemas de transporte público son generalmente blanco de resentimientos o dársena de desahogo social, siendo al final sus operadores los más afectados. Le gente del común tiene la imagen equivocada de un sistema de transporte público que como su nombre lo indica es público por lo tanto es de propiedad de la comunidad, relacionándolo de manera inmediata con intereses políticos, pero no entiende buena parte de la verdadera propiedad es de la empresa privada, o de particulares con capacidad de inversión, y por la misma razón, la mayor parte de sus trabajadores en todos los niveles no son funcionarios públicos, sino personas de las mismas comunidades, que han encontrado en esta industria del transporte masivo, una oportunidad productiva para sostener sus familias y construir sueños.
Pero… ¿qué es Riesgo Público?
Desde la óptica de la salud laboral a donde pertenece el tratamiento del tema en cuestión, nos estamos refiriendo a toda acción de carácter intencional que produzca un accidente de trabajo, ocasionada con el fin de provocar daño, dentro y fuera del lugar de trabajo y de la jornada laboral, cuyas causas puedan encontrarse en situaciones intralaborales o extralaborales, y que origine lesiones físicas o psicológicas en los trabajadores, y/o pérdida de vidas. En el servicio de transporte urbano masivo, y en cualquier medio de transporte en el que un trabajador del sistema, para este caso de un conductor u operador de un vehículo, en medio de un incidente de cualquier tipo, resultare con una lesión física o psicológica que le represente una incapacidad temporal o permanente por causa de una situación de agresión en medio de dicho incidente, es considerado como un accidente de trabajo.
¿Cuáles son las causas?
La principal de las causas está en los hábitos individuales y de trabajo de los operadores producto de la cultura del transporte, sus competencias laborales, su entorno, la sensibilidad social y la cotidianidad urbana. En la formación inicial de los operadores como conductores que en nuestro medio, aprenden a llevar un vehículo dentro de las vías, pero que luego con las necesidades del día a día, las equivocaciones, las imprudencias y las oportunidades, la sociedad ha convertido improvisados conductores en operadores profesionales del transporte, entre quienes las empresas
operadoras de los sistemas de transporte masivo, buscan sus mejores talentos para adaptar entrenamientos y cumplir con la responsabilidad social y contractual de una industria que tiene sus propias reglas de juego. Si bien, el mayor afectado por factores de riesgo público dentro de un vehículo de transporte masivo es su operador, la mayor parte de las causas están en su estado de ánimo, el manejo del estrés, su actitud de servicio, su estado mental, su capacidad de observación, pero por, sobre todo, el manejo adecuado de sus hábitos personales y de trabajo, que son el fiel reflejo de sus experiencias anteriores. Lograr en los operadores hábitos seguros de trabajo, significa confrontar y cambiar de manera contundente malos hábitos, siendo esta labor en algunos casos muy complicada pues se hace necesario romper paradigmas individuales y pasar por encima de tradicionales costumbres de trabajo del transporte que en su momento pudieron ser virtudes y que hoy constituyen riesgos innecesarios y hasta imprudencias peligrosas. El verdadero reto entonces es, diseñar planes y programas de entrenamiento para la prevención de los riesgos, buscando el cambio de hábitos, sin la expectativa equivocada generalizada, que estos planes y programas por sí mismos van a lograr resultados reales. El resultado solo es real a la hora de enfrentar el manejo de situaciones de crisis, pero es frecuente que en las investigaciones luego de incidentes o accidentes con consecuencias costosas, alguien muestre evidencias sobre programas, planes, entrenamientos o actividades de capacitación que no pasaron de ser más que buenas intenciones.
Causas secundarias, pero no menos importantes, las encontramos en los usuarios del sistema que reflejan sus ansiedades y descargan su propio estrés en los operadores reaccionando por estímulos menores, por falta de información, por inconformidad social, o por mala actitud frente al sistema y al tipo de servicio. Igualmente, en los entornos del sistema de transporte, en el clima organizacional de las empresas operadoras, en la gestión de servicios directos e indirectos de apoyo a la operación de transporte masivo, al diseño estratégico del sistema, y otras causas que serán tratadas en una publicación posterior.
Uno de los retos y de las tareas en materia de salud, seguridad en el trabajo y prevención del Riesgo Público para el sistema de transporte público masivo, es la adecuada interpretación de la relación existente entre las condiciones ambientales del trabajo, las condiciones socio-familiares del Operador de cada vehículo, la cultura de las empresas operadoras, de los sistemas de transporte, del ambiente sociopolítico de la ciudad atendida y su impacto de todo esto en la en la salud laboral.
Al interior de las empresas operadoras y de sus procesos productivos se pueden estar incubando una gran variedad de condiciones imperceptibles pero que en su conjunto se reflejan afectando de manera individual o colectiva la salud laboral, generalmente con resultados fatales o de alto impacto.
El eje central es la conducta humana.
En virtud de todo lo anterior, las empresas operadoras del sistema de transporte masivo deben diseñar un programa de intervención integral de “Riesgo Público” que contemple acciones oportunas de identificación de condiciones, gestión gerencial de prevención, programas de intervención, planes de monitoreo y de evaluación, para continuar con una retroalimentación a la gestión gerencial por la salud laboral de los Operadores de los buses, y en general de todos los trabajadores en todos los niveles operativos y/o administrativos, considerando la dinámica de las condiciones y de las motivaciones; (…) para mantener en el tiempo este ciclo, impactando la cultura institucional y organizacional del sistema de transporte, considerando además, que su eje sobre el que se sostiene esta industria, son los operadores de los vehículos.